“Cuerpo a tierra que vienen los nuestros”. Es muy difícil, por no decir imposible, entender la campaña electoral del PSIB-PSOE. Primero, el conseller Manera asiste por sorpresa en Madrid a un espectáculo de magia protagonizado por Juan Tamariz travestido de Elena Salgado: nada por aquí, nada por allá, doscientos cuarenta millones de euros del Fondo de Competitividad que desaparecen de nuestros presupuestos. A tres semanas de las elecciones autonómicas, la vicepresidenta económica del Gobierno disparaba con obuses a las líneas de flotación de las cuentas públicas de cuatro comunidades basándose en criterios objetivos marxistas, es decir, de Groucho: estos son mis criterios objetivos, y si no te gustan aquí tengo otros. De las cuatro regiones afectadas sólo una, Baleares, está gobernada por los socialistas. Insuperable, salvo que sea un camelo y pretendan arreglarlo en la jornada de reflexión, pero no parece probable viendo debatirse a nuestro conseller de economía en la entrevista de este periódico entre el abatimiento y la indignación. Días después, desde Ferraz envían a Alfonso dales más caña para contar los mismos chistes casposos de hace veinte años. Impagable la imagen aplaudiendo de algunos líderes locales socialistas que flirteaban con el PSM en los tiempos en que Guerra le ponía el chiringuito a su hermano en Sevilla. Y aún hay más: tras enterarse por fin que vivimos en una economía libre de mercado, el ministro Blanco viene a Palma para explicarnos, con toda la razón, que quién es él para decirle a las compañías aéreas lo que tienen que cobrar a sus pasajeros, es decir, exactamente lo contrario de lo que mantenía hasta el día anterior para intentar reducir el importe de los billetes a la península, y con ello la cantidad destinada al descuento para residentes. Sin duda, hay apoyos que hunden a cualquiera.
Faltaba la traca final del pasado viernes con el mitin de Zapatero. La expectación era desbordante por saber si volvería a llamar bellacos a los millones de ciudadanos que, sin ánimo de ofender al presidente, consideran que bajar el sueldo de los funcionarios, congelar las pensiones y elevar la edad de jubilación son recortes sociales, necesarios quizá, pero recortes sociales. Zapatero se ha convertido ya en el soldado de Gila que se ha quedado sin balas pero sigue ametrallando con supositorios a los enemigos. Cada vez que dispara los cura.
Ya sé que en mitad de esta balasera que les viene desde la retaguardia, tras cabalgar estos cuatro años sobre una crisis económica de caballo y con un paupérrimo balance de gestión a presentar tras una legislatura algo más que accidentada, los socialistas lo tenían muy complicado para vender un mensaje positivo. Pero renunciar de entrada a conseguirlo y basar su campaña en criticar a unos señoritos de la ultraderecha radical, a unos lobos que vienen con un” programa oculto”, es un despropósito incomprensible. Con todas las encuestas otorgando a ese adversario una enorme ventaja sobre tu partido, eso es tildar de lelos a la mayoría de votantes. Aina Calvo, más inteligente, se has desmarcado de un guión que sabe que resta mucho más de lo que puede sumar.
Para tratar de movilizar a los electores que nunca votarán al PP han salido a jugar al cero a cero. Y ese planteamiento electoral, realizado desde el partido que gobierna, es un harakiri político. Con ciento cuarenta mil personas en Baleares que quieren y no pueden trabajar, el mensaje de “yo seré Guatemala pero el otro es Guatepeor” es metafísicamente imposible de colocar porque la mayoría de las personas, aunque sólo sea por una cuestión de supervivencia, necesitan creer que existe una posibilidad de que las cosas mejoren. Y todo esto no lo arregla ni un debate en IB3.
Deja una respuesta